Texto de contraportada
Todos tenemos algo de culpables. Nos jugamos el tiempo que nos queda. Gracias a ello somos más humildes. Tratamos a los otros como iguales y ni enseñamos ni aprendemos nada. Lo que hemos sido dentro y lo de fuera nos define y concreta nuestra vida.
Mostrar públicamente intimidades tiene un cierto carácter violento. He asumido ese reto pretendiendo no trasgredir lo más estricto de lo literario por medio de protecciones y salvaguardas.
Estos poemas, que pretenden serlo, son tan impertinentes como serios. Intento ser poeta, asumo el riesgo. Os los entrego a vuestro parecer para que los juzguéis según os apetezca y plazca. Alejarlos de mí y hacerlos vuestros me ha supuesto un esfuerzo, pero ¡Ahí quedan!
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